Buzzcocks, Magazine, Joy Division, John Cooper Clarke, The Durutti Column, Ludus, A Certain Ratio, New Order, The Fall, The Blue Orchids, The Smiths, James, 808 State, A Guy Called Gerald, Happy Mondays, Stone Roses, Autechre, Chemical Brothers? las camadas de Mánchester se expandieron como renglones nerviosos de un destino sellado desde finales de los 70 hasta la transformación en Madchester y, desgraciadamente, en Gunchester. El sonido de una ciudad de florido rizoma genético, que se confunde entre la caldera punk, el mega-ritmo post-punk y el descubrimiento de la rave como chute necesario en el crossover dance-rock más extasiado que se recuerda. De la endogamia existencial de Ian Curtis al fragor estroboscópico en The Haçienda, de New Hormones a Factory, las escenas se escriben solas: las de una generación que llegó a ser, al menos por un tiempo, auténtica capital del mundo pop. Como bien dijera Tony Wilson, ser de Mánchester era lo más cool, pero también que unos nacen para hacer dinero y otros para hacer historia. La que se recoge entre estas páginas cortadas con la maña de un camello VIP. ¿O podía ser de otra forma?