No ha pasado más que un año desde que los caminos de Citra y Rowan se separaron, pero en este tiempo los rumores sobre un justiciero que persigue a los segadores corruptos se han multiplicado. Por todo el continente se oyen susurros de que los culpables acaban siempre devorados por las llamas. La segadora Anastasia criba con compasión y desafía abiertamente las ideas del nuevo orden. No obstante, cuando su vida se ve amenazada y sus métodos se cuestionan, queda claro que no todos los miembros de la Guadaña desean el cambio y que la podredumbre crece hasta en los cimientos más sólidos. La muerte debe existir para que la vida tenga sentido. Pero ¿cuál es el precio que cada segador está dispuesto a pagar?