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ISABEL LA CATÓLICA (AA. VV.)
Isabel la Católica y Fernando de Aragón son figuras capitales para entender la historia de Europa en el tránsito de la edad media al Renacimiento. Esta publicación, incluida junto con Carolus V Imperator y Phillipus II Rex en una colección sobre grandes monarcas españoles, está dedicada al arte durante la época de la reina Isabel, pero asimismo presenta una aproximación a la historia de este periodo para que el lector pueda entender y contextualizar la producción artística de este momento.

ISABEL LA CATÓLICA (LISS, PEGGY K.)
Isabel la Católica, figura central en acontecimientos excepcionales, forma parte además del selecto grupo de monarcas más influyentes de la historia. Fue firme partidaria de la Inquisición, conquistadora triunfante frente al reino musulmán de Granada e impulsora decidida de la expansión en ultramar. Pero su personalidad sigue siendo en muchos aspectos un enigma. ¿Por qué instituyó la Inquisición? ¿Por qué expulsó a los judíos y musulmanes? ¿Se dejó guiar por el fanatismo religioso? En este libro, la eminente historiadora Peggy K. Liss sugiere respuestas y nos ofrece, enmarcada en el retrato vigoroso de un mundo turbulento que se extingue, la biografía renovadora de una reina que causó un gran impacto en la historia. Se muestra, en primer lugar, a una Isabel joven, en la corrupta corte de su hermanastro Enrique IV, el Impotente, donde ella sólo era un títere en la guerra civil entre el rey y los grandes nobles. Superviviente de las intrigas para desheredarla, gana su camino a la sucesión, se casa secretamente con Fernando, príncipe de Aragón, y, en una ceremonia sin precedentes, asume sola la Corona, abriendo de esta manera el camino para que su hija y otras mujeres puedan gobernar por derecho propio. A través de los hechos y la ficción, obtenidos de una gran variedad de fuentes -documentos, crónicas, literatura, arte y arquitectura-, Peggy Liss nos va presentando la personalidad piadosa de la reina y su imparable ascensión en el ejercicio de un poder que alcanza en el año 1492 su punto culminante. Por último, nos muestra a una Isabel madura que, habiéndose ganado el respeto de Europa y después de sufrida una serie de tragedias familiares que arruinaron sus planes y su salud, fallece en 1504 a la edad de cincuenta y tres años, poniendo así punto final a un reinado sin precedentes. En estas páginas llegamos a conocer la mentalidad de una gobernante que proporcionó a su país un legado imperial de poder y gloria, y una visión de conquista que permaneció a través de los siglos.

ISABEL LA CATÓLICA (Mª ÁNGELES PÉREZ SAMPER)
La figura y personalidad de Isabel la Católica no han dejado indiferentes a nadie, ni en su época ni a lo largo de la historia. Tan denostada por unos como alabada por otros, en algo están todos de acuerdo: en que se trata de un personaje crucial de la historia de España y en la firmeza de sus convicciones, que siempre defendió con energía: desde sus derechos al trono castellano frente a su sobrina Juana hasta la conveniencia de su matrimonio con Fernando de Aragón. De ese modo llegó a ser la reina que restauró el orden en la Corona de Castilla tras las banderías nobiliarias de los reinados anteriores y que sentó las bases del Estado moderno en sus reinos. Pero sobre todo fue quien, cuando su marido se convirtió en rey de la Corona de Aragón, puso en pie el entramado político que llegaría a ser el reino de España, al que sumó el reino nazarí de Granada y las posesiones, recién descubiertas, de América y cuya presencia europea inició con la conquista de Nápoles. Pero fue también la cristiana ferviente que consideraba que su deber era hacer prevalecer la fe católica y que por ello tomó decisiones, como imponer la Inquisición y expulsar a los judíos, que, si bien son comprensibles desde sus convicciones, forman hoy parte de su legado más discutible. Isabel fue una mujer del Renacimiento, amante de las letras y las artes, preocupada por la educación y la cultura y, en el plano personal, una esposa profundamente enamorada y la desafortunada madre de cinco hijos, que perdió a su heredero y a su primogénita, y que murió con el desencanto de ver cómo su gran obra iba a parar a manos de su hija Juana, gravemente perturbada. Apoyándose en documentos de la época, la autora traza con maestría el perfil público y privado de la reina, y con ello logra la más certera aproximación a una figura de la que, sin exageración, cabría decir que con ella «comenzó todo».

ISABEL LA CATÓLICA. ESTUDIO CRÍTICO DE SU VIDA Y SU REINADO (AZCONA, TARSICIO DE)
La reina Isabel la Católica ha suscitado últimamente gran interés entre los historiadores y lectores en general. La BAC inició su estudio, a través de los trabajos de Tarsicio de Azcona, ya en 1964, con la primera edición de esta obra. Los constantes hallazgos y el continuo progreso en el conocimiento de su época y de su persona hicieron que sucesivas ediciones se vieran enriquecidas y actualizadas. Tal es el caso de la presente edición, tercera de la serie.

LA REAL Y AMERICANA ORDEN DE ISABEL LA CATÓLICA (CEBALLOS-ESCALERA Y GILA, ALFONSO DE)
En el sistema premial español -e hispanoamericano-, ocupa un lugar de preferencia la Real y Americana Orden de Isabel la Católica, establecida el 24 de marzo de 1815, en plena crisis de la independencia de los territorios americanos, y cuyo bicentenario estamos conmemorando en este mismo año 2015. Creada para favorecer la unión de ambos mundos bajo la Corona española -lo que no pudo lograrse-, sus cruces vinieron a distinguir a los patriotas que se distinguieron en esa frustrada acción unificadora. Por ello, esta fue propiamente la primera condecoración de casi todos aquellos países pronto independientes. Entonces se otorgó con justicia y con parsimonia, y muy pronto mereció el aprecio de la sociedad. Aún más: la Orden Americana nació con una clara vocación de modernidad, que se evidencia en la posibilidad -hasta entonces inconcebible- de su concesión a personas que no fuesen de orígenes europeos, y además a cualquier persona que lo mereciese, sin atender a su posición social, fortuna, empleo, rango administrativo o graduación militar. Desunidos de España al poco de fundación los territorios americanos, mucho después la Orden Americana pasó a ser, en la década de 1830 a 1840, la condecoración civil por excelencia de la Monarquía española. Las concesiones aumentaron prodigiosamente, y se dirigieron a todos los estamentos de la sociedad, tanto peninsulares como ultramarinos. También acogió desde entonces la Orden a un crecido número de extranjeros, sobre todo políticos y diplomáticos. La revolución de 1868 y el sexenio revolucionario que siguió, confirmaron el carácter estatal de la distinción, el carácter de primera condecoración civil española, mantenido por todos los regímenes políticos que se han sucedido en España -incluso por la segunda república-, y el carácter de condecoración diplomática por excelencia -este último declarado explícita y legalmente en 1900, 1927, 1931, 1938 y 1998-. Hoy en día, la Real Orden de Isabel la Católica es de facto la primera en la jerarquía de las Órdenes civiles españolas -apenas se conceden collares del Toisón de Oro ni cruces de la Orden de Carlos III-, porque está muy difundida en España y en el resto del mundo, y porque por su carácter de instrumento de las relaciones internacionales goza de un gran prestigio internacional. Un prestigio que es mucho mayor en el ámbito en el que nació en 1815, es decir en los países iberoamericanos y demás del mundo hispánico, en los que apenas ha habido en la última centuria un solo presidente ni un solo mandatario que no haya recibido sus insignias. Se trata, pues, de un premio estatal de gran raigambre histórica, y el de mayor difusión y prestigio internacional.