Érase una vez Vera, una niña muy morenita, de cabello rizado, sonrisa simpática y mirada siempre vivaracha. Vivía con sus padres en una casa pequeñita cerca de otras muy parecidas en lo alto de una colina. Sus padres se iban pronto a trabajar y siempre andaban con prisas. Y Vera quería jugar, pero nadie tenía tiempo, hasta que conoce a Zé, y la introduce en el maravilloso mundo del? colegio.