Ir al contenido
Resultados de la búsqueda para: : en la








¿Conoces a Claude? ¡NO es un perro cualquiera! Un día de invierno, Claude va a la nieve a tirar bolas de nieve y a hacer muñecos de nieve, pero acaba por provocar ¡una avalancha! «? ilustrado con humor y elegancia?» THE SUNDAY TIMES


En este nuevo episodio el caso a investigar es la desaparición de Paco, el ayudante de Rino. ¿Dónde estará Paco? Lleva unos cuantos días sin aparecer y Rino está muy preocupado, pregunta a otros pájaros si lo han visto o tienen notícias suyas pero nadie sabe nada. Entonces recibe una misiva donde se le avisa de que si quiere volver a ver a PACO ha de pagar un rescate. Rino tiene que dar a cambio su valioso y querido libro el Manual de detectives para animales. Rino demuestra enseguida lo mucho que aprecia a su amigo y a pesar de que para él el Manual tiene un valor incalculable lo entrega para obtener la libertad de Paco. Recuperado su amigo, Rino continúa con la investigación pues quiere dar con los verdaderos culpables, que no son otros que los animales que viven bajo tierra. Estos están hartos de que todo el mundo los ignore y por eso quieren hacerse con el Manual para conseguir dominar el mundo. Por suerte, Rino es un rinoceronte reflexivo e inteligente y les convence para que mejor preparen una exposición para los niños enseñándoles cómo viven. Realmente esta resulta un éxito, todos quieren ver el maravilloso mundo de los animales subterráneos.


The famous Canterville Ghost haunts an old house, but the ghost becomes unhappy when the new owners play tricks on him! In the other stories, we meet Lord Arthur Savile, who has to murder someone before he can get married, and we discover the secret life of beautiful Lady Alroy.


O coche foi gañando velocidade e empezou unha aventura que nunca pensei que ía vivir con quince anos. Cando vas a cen quilómetros por hora dentro dun coche, paréceche que o que se move é o mundo de fóra e non ti. Pero, cando vas a cento vinte sen cristais porque alguén os escachou dun tiro, vas coma se te guindases en paracaídas desde a estratosfera e sen botellas de osíxeno. Non é vertixe, nin mareo, nin pánico, nin dor, é todo xunto multiplicado por mil. Non che sabería dicir a velocidade á que iamos, pero asegúroche que me pareceu que estabamos a piques de superar a barreira do son. O aire atravesaba o vehículo coma un furacán. Por un momento pensei que a forza do vendaval me ía sacar do asento e me ía guindar polo oco da fiestra de atrás. «Lembra, cando se foxe, non hai que mirar cara a atrás», dixérame Héitor.