En 1942, aislado en el Berlín en guerra, Carl Schmitt se halla en plena crisis. Alejado definitivamente de los centros de poder, ignorado y desilusionado, se vuelve hacia los grandes destinos del mundo y se apasiona por las grandes fuerzas que guían la historia humana. De esa mirada surge este singular ensayo que adopta la forma de un relato contado a su hija Anima: una reflexión sobre la historia universal en la perspectiva del antagonismo de tierra y mar, de su polaridad como espacios vitales determinantes para el hombre. Con extraordinaria fuerza mitopoiética, rozando los límites de la escatología, Schmitt narra la revolución espacial planetaria de cuyo seno nace el nomos de la Europa moderna. Momento clave en el proceso de distanciamiento de las ideas schmittianas con respecto al régimen nacionalsocialista e introducción a su obra tardía, Tierra y mar es un escrito notable en más de un aspecto: por la importancia atribuida a la dimensión del espacio en la ordenación de las sociedades humanas, por la visión del juego entre limitación y deshumanización de la guerra propio del ius publicum europaeum o, en fin, por la atención prestada a los medios de poder indirectos u ocultos a disposición de los gobernantes y las grandes potencias.
Carl Schmitt, si bien jurista de profesión, fue un autor con intereses intelectuales muy dispares: filosofía política, relaciones internacionales, ciencia política, teología, literatura... En la obra que tiene el lector en sus manos, Catolicismo romano y forma política (Römischer Katholizismus und politische Form), descubrirá que también fue objeto de su aguda mirada el análisis de la Iglesia católica en cuanto institución multisecular modelo, según el autor alemán, de autoridad político-jurídica contrapuesto al triunfante proceso de secularización política y moral contemporáneo impulsado por el positivismo científico, el liberalismo y la Revolución de Octubre. El interés de Schmitt por el estudio de la Iglesia católica no es puramente académico, sino que está enraizado en sus orígenes familiares católicos y sus preocupaciones políticas más profundas. De ahí que el jurista alemán muestre en la obra contenida en este volumen una notable admiración hacia esa organización eclesiástica considerada por él baluarte, aunque frágil, frente a sus particulares demonios y llegue a propugnar sutilmente al final de su escrito una apuesta de la Iglesia por el naciente fascismo italiano. Schmitt manifiesta además en su pequeño libro todo su pesimismo y desprecio hacia una modernidad, que, falta de ideales dignos de ese nombre, corre el riesgo de autodestruirse. Una visión schmittiana de las cosas que sólo se puede explicar por las terribles experiencias de la Primera Guerra Mundial, el miedo a la revolución bolchevique, la humillación del Tratado de Versalles y la crítica situación de la Alemania de la primera posguerra, todo lo cual no es óbice al carácter premonitorio de algunas de sus observaciones.
Carl Schmitt (1888-1985) desarrolla en este opúsculo todas las ideas que elaboró y patentizó en escritos anteriores, en él esboza, de forma magistral, un delineamiento sobre la problemática del Derecho constitucional del II Reich, marcando un hito en la historiografía de dicho período. Su tesis es controvertida pues pretende explicar el fenómeno alemán del nacionalsocialismo desde el II Reich en base a un dualismo histórico mundial que en Alemania cobra especial relieve. La oposición se daba entre ''monarquía militar prusiana'' y ''movimiento liberal ciudadano''. En el estado militar prusiano observa la ''idea de estado alemán (prusiano)'' y le opone una ideología constitucional que proviene y se extiende por occidente: ''constitucionalismo'' que en el léxico schmittiano se asimila al parlamentarismo. Para Schmitt la desgracia alemana con el derrumbe del II Reich fue debida al hecho de que se otorgó mayor importancia al factor ciudadano que a la parte sustancial de la constitución que forma la esencia de un pueblo. Schmitt con sus órdenes concretos y este opúsculo pertenece a esa forma de pensar la ciencia jurídica- pretende que Alemania pueda rearmarse tras el desastre de 1918 como un legítimo estado militar y para ello apela a la identidad nacional.
Como afirma Manuel García Pelayo en el epílogo a esta edición, la obra no es sólo representativa del florecimiento del pensamiento jurídico-político durante la República de Weimar, sino que también abre amplios horizontes a quienes deseen profundizar en el estudio del Derecho Constitucional para comprenderlo " como una realidad viva, resultado tanto en sus ideas y en su práctica de un rico decurso histórico, al tiempo que decisión normativamente expresada y articulada sobre la modalidad de la existencia política de un pueblo " . Nueva edición revisada.
Ex captivitate salus (1950), un puñado de textos compuestos fundamentalmente entre Berlín y Núremberg, entre 1945 y 1947, contiene una recapitulación, y un relanzamiento, de la obra toda de Carl Schmitt. Siempre con firme anclaje en el derecho en la jurisprudencia, despliega la meditación acerca del enemigo hacia múltiples campos de la experiencia, la filosofía y la teología, la política y la poesía. Y además constituye un documento de acceso privilegiado a una «catástrofe» que no fue sólo «alemana».