El detective Chris Bronson es enviado a Marruecos a investigar las misteriosos muertes de dos turistas. Allí comienza a seguir una serie de pistas que le conducirá desde un bullicioso mercado marroquí a las desérticas cuevas de Qumrán; desde los ecos siniestros de un túnel completamente inundado bajo la ciudad de Jerusalén, hasta una fortaleza azotada por el viento, cuyo nombre significa muerte. Amenazado a cada paso por un grupo de peligrosos individuos que tienen sus propios planes, se ve envuelto en un misterio que lleva sin resolver desde tiempos bíblicos, pues la piedra que debe encontrar es más antigua y mucho más mortífera de lo que nunca habría podido imaginar.
El tema central de este libro, la traducción fílmica del Ulises de James Joyce, abre el camino para futuros estudios de este tipo, al mismo tiempo que pone en tela de juicio la tradicional mirada miope que la literatura y los literatos, por lo general, han venido dedicando al cine. No hay que olvidar que una novela como ésta, que puede ser leída de multiples maneras, es "per se" un ejemplo de escritura intraducible. Con todo, quienes leen y van al cine con la asiduidad y religiosidad de quien dedica igual veneración a ambas formas de contar una historia, comprenderán que pese a esa aparente inutilidad de películas como ésta, en su traducción al cinematógrafo se encierra su verdadera esencia, en una profundidad que la hace pasar inadvertida, pero que siempre está ahí, en la esencia misma de esa imagen que ha nacido de una plalabra o frase escrita, y que en el caso de Joyce nos hace pensar que, tal vez, su obra es en sí misma cine. Es bien sabido el interés que siempre tuvo Joyce por que su novela Ulises fuese llevada al cine, en especial de la mano de Sergei Eisenstein. Pero la novela sería filmada veintiseis años después de su muerte, de la mano del polémico y controvertido director Joseph Strick, que aunque no llegó a conocer personalmente a James Joyce, sí que conoció, como el mismo Joyce, los cortes, la censura y las prohibiciones de la crítica más reaccionaria y despiadada.