El presente libro nace como fruto de una sorpresa: la sorpresa que yo mismo me llevé al acercarme a los niños para tratar de comprender cuáles debían ser las intervenciones de los adultos en el momento de acompañarlos al encuentro de Jesús. Estoy convencido de que en el niño hay una serie de vivencias que el Espíritu trabaja para disponerle a la acogida del Evangelio. Lo primero de todo es observar al niño, contemplar sus movimientos interiores y comprenderlos a la luz de la fe. Entonces es cuando es posible intervenir para secundar la acción del Espíritu y del propio niño. Este libro sorprenderá y ayudará a todos los agentes de pastoral y de catequesis que trabajan con niños y niñas. De un modo especial, son destinatarios de estas páginas los familiares próximos que, día a día, descubren «la aventura de la vida» que llevan dentro y que sorprende siempre porque está bañada por la presencia del Espíritu. Con los pequeños aprendemos a reconocer y a acoger el Reino que Dios nos regala.