Nace en Nola (cerca de Nápoles, Italia) en el siglo III y desde joven es ardiente seguidor del cristianismo. Al morir su padre, Félix distribuyó su herencia entre los pobres y fue ordenado sacerdote. Al iniciarse una cruel persecución contra la Iglesia, el obispo se esconde en el desierto y Félix debe reemplazarlo, pero es hecho preso y torturado. Tras conseguir escapar, huyó junto al obispo de Nola y, tras el final de la persecución, murió en medio de la pobreza y el servicio de los más necesitados.