Poco antes de su muerte, Teresa de Lisieux está en cama ya muy enferma; una hermana (Sor Agnès) entra en su habitación y le pregunta: «¿En qué piensas?» –»No pienso en nada; no puedo; sufro demasiado y entonces rezo». – «Y ¿Qué le dice a Jesús?» Teresa responde: «No le digo nada, ¡Le amo!»

(Jacques Philippe, «Tiempo para Dios»)