Cuando el trabajo se basa en la confianza se genera más trabajo y mayor bienestar. Es una sinergia. Pero si el trabajo se apoya en la desconfianza, es fácil que acabe en mayor desconfianza, en rencor y en malestar. La desconfianza no está solo en la cabeza del desconfiado: debe haber indicios fotografiables (racionales) de que hay falta de fiabilidad.