Nació en Niardo en Valcamonica (Brescia) en 1844. Se ordenó sacerdote en 1867 y se distinguió por su desprendimiento de las cosas, su caridad con los pobres, la asistencia a los enfermos y la predicación humilde. El Señor lo llamaba a una vida más austera e ingresó en los Hermanos Menores Capuchinos con el nombre de Fray Inocencio. Terminó en el Convento de la Santísima Anunciata donde encontró lo que anhelaba su espíritu: ser santo. Murió con 46 años cuando el Señor llamó a este siervo bueno y fiel que había vivido en la humildad y en la pobreza.