La historia de la Catedral de Cuenca es una mezcla de culturas y estilos arquitectónicos que se han ido fusionando a lo largo de los siglos. Aunque los orígenes de la ciudad se remontan a la época romana, fueron los musulmanes quienes construyeron una fortaleza que bautizaron como Conca. Sin embargo, en el año 1177, el rey cristiano Alfonso VIII la conquistó y estableció su sede episcopal en ella en el año 1183.

La catedral comenzó a construirse en el siglo XII por canteros galos, pero fueron los caballeros normandos que llegaron con la esposa del rey, Leonor de Aquitania y Plantagenet, quienes introdujeron los aires góticos que aún hoy destacan en su estructura. En ese momento, el estilo imperante en los reinos cristianos era el románico, por lo que la influencia extranjera fue determinante en la configuración final de la catedral.

La Catedral de Cuenca es considerada como la primera catedral gótica de Castilla, y fue consagrada definitivamente en el año 1208 por el obispo Rodrigo Ximénez de Rada. Sin embargo, su construcción se inició durante el románico, por lo que se pueden encontrar resistencias de este estilo en algunos elementos de la catedral.

La planta original de la catedral estaba formada por tres naves y cinco ábsides, pero en el siglo XV se transformó en una doble girola que aprovechaba el desarrollo de las cinco naves que se habían construido. Las capillas de las naves laterales se construyeron en su mayoría en el siglo XVI en estilo gótico.

El exterior de la catedral se renovó en gran medida en los siglos XVI y XVII, y en el siglo XVIII se reformó la fachada y las torres para darle un aspecto barroco. Sin embargo, una serie de incendios y otros incidentes obligaron a nuevas reconstrucciones en los siglos XIX y XX.

Actualmente, la catedral tiene una fachada neogótica que se reconstruyó en 1910 después de que una torre se derrumbara. En la parte más alta de la fachada se encuentra la única imagen que existe en ella, la de San Julián, quien la consagró en el siglo XII.

La Catedral de Cuenca es una muestra excepcional de cómo la arquitectura y la historia se fusionan para crear una obra única que ha sobrevivido al paso del tiempo. Su mezcla de estilos y culturas es una prueba más de que la belleza puede nacer de la diversidad.