Carta de Satanás a los seres humanos

Querido amigo,Aunque no quieres aparecer como amigo mío, sé que no me rechazas. Veo cómo intentáis hallar la verdad y cómo os engaña el de arriba con sus santas palabras. Sigue queriéndo haceros pensar que nunca podréis ser como él. En realidad sólo busca amargaros la existencia con sus mandamientos y sus prohibiciones ridículas. Sé libre y olvídate de ser bueno. Es mucho mas fácil ser bueno que malo ¿o acaso conoces a alguien realmente malo? Pues yo no; en mi séquito hay asesinos, violadores y dictadores, pero nadie verdaderamente capaz de actos de maldad absoluta.

Sabéis que la verdad en realidad depende de lo que queramos creer: si yo uno de los buenos (los nuestros) te la repite una y mil veces, al final creerás la verdad, aunque al principio te costara.

El que no está de acuerdo con nosotros es el enemigo. No de opinión, sino de verdad: hay que asegurarse de que nunca más se oponga a la verdad: cualquier medio vale si se consigue que no se dude de la verdad que ofrecemos. La verdad no es siempre la misma: depende de lo que interesa en cada momento: hay que ser listos, ¿no crees?

¿Creéis que siendo este el lugar donde reside el mal, yo maltrataría a aquellos que han hecho mi maléfica voluntad? Claro que no: mientras peores han sido en la tierra más beneficios tienen aquí en el infierno.

No creáis al de arriba; su única ventaja por sobre mí es haber escrito un libro y tener un mejor asesor de imagen.

Os espero aquí abajo.

Continúa la anécdota con una metáfora de las artimañas de satán…

La venta de garaje de Satanás

Una historia sobre las tentaciones que el diablo nos ofrece

Hace un tiempo atrás Satanás realizó una venta de garaje. Allí estaban, parados en pequeños grupos, todas sus brillantes baratijas. Tenía herramientas que ayudaban a romper, a malograr. También había lentes de aumento para aumentar la propia importancia, y que si mirabas por el otro lado, podías usarlos para disminuir a los demás o incluso a uno mismo.

Contra la pared estaba la usual variedad de implementos de jardinería con la garantía de hacer crecer la soberbia: el rastrillo del desprecio, la lampa de los celos para cavar un abismo entre uno y el prójimo, las herramientas del chisme y la calumnia, de egoísmo y apatía. Todos estos utensilios eran agradables a la vista y venían llenos de promesas y garantías de prosperidad. Lo precios, claro está, no eran muy baratos; ¡pero no había que preocuparse!, tenía grandes facilidades de pago para todos los clientes. «¡Llévelo a casa, úselo, no se preocupe que lo pagará más tarde!» era la frase favorita del Diablo.

El visitante notó dos herramientas desconocidas y muy desgastadas de pie en una esquina. Y sin ser ni cercanamente tan atractiva como los otros objetos, le pareció raro que estas dos herramientas tuvieran un precio más alto que las demás.

Cuando preguntó por qué era esto, Satanás sólo sonrió y dijo: «Bueno, eso es porque yo las uso muchísimo. Si no tuvieran tan mala apariencia la gente las vería como son realmente.» El Diablo señaló las herramientas diciendo: «Mira, esa es la propia inseguridad y la otra es la desesperanza, y estas serán las únicas que funcionarán.»

Extraído de aquí…