Pensar en los demás ha sido siempre un distintivo de los , y en de los santos. He aquí una de que se subía a la silla gestatoria a regañadientes.

También del «Papa Bueno» Juan XXIII -uno de los papas más entrados en kilos que ha tenido la Iglesia- se cuenta que cada vez que se subía a la silla gestatoria lo hacía a regañadientes, murmurando su desencanto por el . Y que la primera vez que subió a ella preguntó con una sonrisa a quienes iban a cargar con él: «Lo siento, por vosotros… ¿No se hundirá esto con tanto peso?».

por Jaime Allegue, de la Facultad de de la Universidad de