Estar por encima de la comida.

Hay gente que cree que hablar de comida en grandes dosis es gracioso. Y, en su fatuidad, se deleitan con la misma broma una y otra vez. No se dan cuenta de que cansan: de que es de buen gusto hallarse por encima del nivel «meramente animal».

He aquí una anécdota ilustrativa…

Un embajador goloso

Cuentan que, un embajador británico frente a Estados Unidos, tomó posesión de su cargo en Washinton a mediados de diciembre, y, recién llegado, un periodista norteamericano le preguntó:

– ¿Qué regalo le gustaría por Navidad, Embajador?

El contestó ni corto ni perezoso:

– una cajita de bombones americanos estaría muy bien

Puedo imaginarme la cara que se le puso al embajador novato cuando, el día de Navidad pudo oir a través de la radio:

Hemos preguntado a varios embajadores qué preferirían como regalo de Navidad.

La respuesta del embajador alemán fue: «Una generación de paz para todo el mundo».

La del embajador francés «Amor y fraternidad entre las naciones».

El enviado del Reino Unido contestó: «Bueno, una cajita de bombones americanos estaría muy bien»