El secreto de la alegría radica en uno mismo.

Muchos piensan erróneamente que su alegría depende de sus circunstancias: si no tuviera esta enfermedad, si me quisieran, si otros me aceptaran… No se acaban de dar cuenta de que ponen sus objetivos, sus límites y su razón de ser; su excusa por no ser feliz, en definitiva, fuera de sí mismos. El día en que pongan toda su esperanza en amar a su Hacedor, el Creador de cielos y tierra, y que consigan de Él el gran regalo de «pasar página» (esto es: de no quedarse enganchados en los eventos que les han herido, sino de mirar esperanzados al futuro, sabiendo que Dios es omnipotente y que tiene el pasado, el presente y el futuro en su mirada amorosa y que no pierde batallas: que Él sabe más): es entonces cuando se librarán de la cadena del pesar, del necesitar la aceptación de los demás. Uno entonces sólo necesita el visto bueno de Dios, que llega a través del eco de una conciencia bien formada (por un Director Espiritual con criterio).

Sigue con consejos sobre ética en el trabajo…

Cuando trabajes para alguien, trabaja realmente para ese alguien. Tus energías y tu voluntad debe orientarse hacia la verdadera realización que tu empleador está buscando para el desarrollo de su empresa.

Cuando uno emprende una tarea y la desarrolla hasta convertirla en un lugar de trabajo grande con capacidad para dar trabajo a otros, está buscando gente que se sume a la tarea de hacer más y mejor las cosas.

Está buscando gente que realmente comparta un ideal y trabaje por ello. No basta con subirse a un carro y que sea uno el que tira del mismo, mientras otros van sentados simplemente porque cumplen con la función de llenar un espacio. Ese espacio debe ser ganado, debe ser cuidado y debe ser engrandecido por las acciones nuestras en cada
acto, en cada minuto.

Si quieres ser reconocido por tus acciones, vela antes por tus intenciones, pues ellas son las que registren una marca en cada cosa que hagas.

En un lugar de trabajo, tanto el empleador como el empleado están sujetos a una relación social que no depende de normas contratistas solamente, también existe algo que se llama «ética» y «buena voluntad», cuando esto funciona tanto en uno como en otro, las relaciones laborales pueden desarrollarse en ámbito de armonía y verdadera producción.

Desarrolla el amor por lo que haces, haz de tu trabajo una aventura de conocimiento, aventurate en tu producción para hacer de cada día un logro excepcional aún en las cosas más pequeñas.

Un centavo no vale mucho si lo comparas con el billete más fuerte, pero muchos centavos son los ladrillos por el que un billete realmente vale.

La vida es un camino que recorremos juntando de a pedazos trozos del espíritu, que como un rompecabezas nos dejará ver el resultado final solo cuando tengamos suficiente conciencia para saber de un milagro producido en el tiempo.