1. Contactar: presentarte y recordar sus nombres

“Contactar” incluye dar el primer paso para presentarte y hablar con ellos. Es el adulto el que debe presentarse y dar ese paso, ellos no lo harán. Además, como muchos no van a misa hay que ir a buscarlos. “Has de salir de tu zona de confort y dar ese paso… Vete a hablar con los adolescentes, preséntate… Consigue sus nombres y fotos y los cuelgas en la pared y así los tienes fichados… Cuando por fin te aprendes el nombre de un chaval y su cara, podemos decir que ya has contactado. Y él, al ver que sabes su nombre, ve que ya le importas algo”.

2. Conectar: recordar las cosas que aprecian y valoran

Se da cuando ya conoces las aficiones de los adolescentes de tu grupo, de cada uno, lo que les gusta, su vida familiar, si tiene hermanos o hermanas, en qué es bueno. Puedes usar trucos memorísticos: si a Toni le gusta el tenis te repetirás mentalmente “tenis-Toni” para recordarlo. Para conectar, y para trabajar con adolescentes “has de hacer un poco el ridículo, ser un bobo por Cristo, no te ha de importar lo que la gente piense de ti, te ha de importar sólo que conectes con los chicos. No es fácil, has de insistir a veces… y volver, y volver”. Una ventaja de LifeTeen es que se trabaja en equipo, y un equipo de catequistas tendrá personas variadas: los que saben de música, o de deportes, o películas, o de Internet… y siempre habrá alguno que contactará mejor que otro con tal o cual chico o chica.

3. Cuidarlos: vas a sus conciertos, fiestas y momentos valiosos

“Muestras que cuidas a los chicos, en el sentido de que te importan, hasta el punto de que vas a alguno de sus partidos de fútbol, de sus jornadas de aficiones, de su obra de teatro, su concierto de música… Eso les impresiona mucho. Tampoco hace falta quedarse hasta el final, basta con que te vean los chicos y sus padres… Cuando yo voy a sus cosas, ellos y sus padres se animan a venir a mis cosas, es decir, a LifeTeen, a misa, a nuestras actividades. Una vez más, sales de la parroquia y vas a buscar a los chicos”.

4. “Challenge”, es decir, retarlos o desafiarlos a algo más por Dios

Llega el momento en que puedes animar al adolescente a hacer algo de cierta relevancia como cristiano. Por ejemplo, «puedes animarle a rezar con esa chica que le gusta cuando la lleva a su casa, al dejarla en el portal. Para eso, animas al chico, hablas con él, planeas como se hace, etc… Luego le preguntas como fue, qué pasó… Es un reto, algo en lo que se arriesga y le hace crecer». En estos retos escuchamos sus dificultades y les acompañamos. Si les podemos retar es porque nosotros damos ejemplo: nuestros catequistas pueden pedirles ser castos con sus novias porque nuestros catequistas creen en la castidad y la viven en sus propios noviazgos. Les retamos a venir a misa porque cuando vengan estaremos en misa, verán que pedimos cosas que hacemos nosotros”.

5. Compromiso: cuando les pedimos hacer algo aún más serio

El “compromiso” se puede tantear cuando el adolescente ya ha crecido bastante en la fe y en edad y le pedimos algo razonablemente serio: “necesitamos que tú puedas preparar una charla de 5 minutos sobre este texto de la Biblia”; “necesito que te levantes y cuentes tu testimonio el domingo que viene”, “contamos con que puedas venir tal día a ayudarnos”. En esta fase, los chicos ya no se dedican solo a “recibir”, sino que ya dan: con su testimonio y ejemplo, evangelizan a sus compañeros. Ya están siendo evangelizadores con algo de su vida.

6. Colaboradores: ya evangelizan de forma estable

El «colaborar» se da cuando el chico o la muchacha ya han crecido, son adultos jóvenes o están a punto de serlo y ya pueden ser ayudantes en catequesis, en pastoral juvenil, en actividades evangelizadoras. Algunos perseverarán y se convertirán en responsables de estos temas o en sacerdotes o consagrados. Ya son obreros que construyen el Reino de Dios.

FUENTE DE LA INFORMACIÓN:

http://www.religionenlibertad.com/nueva_evangelizacion/449474542/Las-6-fases-de-LifeTeen-para-evangelizar-adolescentes-recuerdas-quien-las-aplico-contigo.html