Dentro de la Iglesia Católica, las reliquias se clasifican en tres categorías principales. Las de primer grado corresponden a los cuerpos o partes de los mismos, como el cuerpo (o coporis), los huesos (ex ossibus), la carne (ex carne) y el cabello (ex capillus).

Estas reliquias son consideradas de gran veneración y constituyen una conexión tangible con los santos y mártires de la fe. A través de ellas, los fieles encuentran una forma tangible de honrar y venerar a aquellos que han dejado un impacto profundo en la historia de la Iglesia.

Las reliquias de primer grado son testimonios tangibles de la presencia y el legado de los santos, inspirando a los creyentes a seguir su ejemplo de fe y devoción.