Las faltas de delicadeza son comunes, frecuentes. Lo que es deseable es tener el humor de contestarlas sin herir.

El que se pica, ajos come: el que se enfada pierde.

Ofrecemos a continuación una anécdota que muestra el fino sentido del humor de Winston Churchill.

Wiston Churchill y George

En una ocasión, George Bernard Shaw – que no podía soportar a Churchill, le envió un par de entradas para ver el estreno de San Juan. En la nota ponía «Una entrada es para usted y la otra – para un amigo suyo, si es que lo tiene» Sin inmutarse, Churchill se disculpó indicando que le era imposible asistir, y si era posible disponer de entradas para la segunda noche «si es que la hay».