Pedro Muñoz Seca (El Puerto de Santa María, 20 de febrero de 1879-Paracuellos de Jarama, 28 de noviembre de 1936), escritor y autor de teatro español perteneciente a la generación del 14 o novecentismo. Fue considerado por Sainz de Robles como el «fénix de los ingenios del siglo XX», y Valle-Inclán dejó escrita esta definición: «Quítenle al teatro de Muñoz Seca el humor; desnúdenle de caricatura, arrebátenle su ingenio satírico y facilidad para la parodia, y seguirán ante un monumental autor de teatro».

Murió asesinado en una de las Matanzas de Paracuellos cuatro meses después del golpe de Estado con el que tuvo lugar el inicio de la guerra civil española.

Cuando se inició la Guerra Civil Española, estaba con su esposa en Barcelona por el estreno de La tonta del rizo, que tuvo lugar la noche anterior al estallido, y fue detenido por milicias anarcosindicalistas que dominaban la ciudad condal, en la casa de un actor que le había aconsejado abandonar el hotel en el cual se había alojado. Acusado de albergar ideas monárquicas y católicas, fue trasladado a Madrid y encarcelado en la recién creada cárcel de San Antón (establecida en esos mismos días en el antiguo Convento de San Antón); su esposa fue puesta en libertad, ya que era ciudadana cubana. Fue fusilado por decisión de uno de los «tribunales populares» el 28 de noviembre de ese año 1936 en Paracuellos de Jarama.

Humorista hasta los últimos momentos, la prensa conservadora recoge la anécdota macabra del supuesto diálogo que mantuvo con su pelotón de fusilamiento: «Podéis quitarme la hacienda, mis tierras, mi riqueza, incluso podéis quitarme, como vais a hacer, la vida, pero hay una cosa que no me podéis quitar… y es el miedo que tengo». Cuentan que los soldados que lo fusilaron le pidieron perdón por lo que estaban obligados a hacerle, es decir, matarlo; pero parece ser que él fue quien los consoló diciéndoles que estaban ya perdonados, que no se molestaran… «aunque me temo que ustedes no tienen intención de incluirme en su círculo de amistades». Otra versión sitúa la anécdota en diferente contexto: «…se cuenta que un día dijo a uno de sus carceleros las siguientes palabras, «Me podéis quitar todo, la familia, la libertad, mis bienes, Pero, ¿sabéis lo que no podréis quitarme jamás? El miedo, este miedo horrible que tengo».