Este día nos recuerda que Santa Elena halló la Santa Cruz en el año 320. Este símbolo es fruto de la libertad y amor de Jesús, que la quiso para mostrarnos su solidaridad con el dolor humano. Jesús no ha venido ni a suprimir el sufrimiento ni para explicarlo, sino, para acompañarlo con su presencia. En toda su vida Jesús no hizo más que bajar: sólo sube para ir a la Cruz. Y en ella está elevado para que le veamos mejor y para compartir nuestro dolor solidariamente. La Cruz es un signo más y enriquece. Es la ambigüedad del dolor. El que no sufre, queda inmaduro. El que lo acepta, se santifica. El que lo rechaza, se amarga y se rebela.