Frases del libro Los malos del cuento (Espido Freire):

  • Son criaturas de la noche, que no soportan una explicación clara o un enfrentamiento directo. Espido Freire; Los malos del cuento.
  • Drácula, como casi todos los malos de los cuentos, no alberga la menor voluntad de cambiar. Las cosas marchan estupendamente para él, a su manera. El intento de humanizarlo es casi siempre una energía perdida. Espido Freire; Los malos del cuento.
  • Son adictos a la adrenalina, y no soportan aburrirse.
  • Necesitan acción constante, satisfacciones superficiales e inmediatas
  • Son adictos a las bromas pesadas y a los comentarios sarcásticos, incluso hirientes. Espido Freire; Los malos del cuento.
  • En esta lucha, la única posibilidad es la huida y la protección. Espido Freire; Los malos del cuento.
  • La mentalidad en blanco y negro o todo/nada es común entre muchas de las personas dañinas, y una característica infantil de quien no sabe frustrarse, pactar o aceptar que la realidad, en ocasiones, se muestra adversa. Espido Freire; Los malos del cuento.
  • EL PODER corrompe, no lo es menos que embellece al corrupto.
  • Un manipulador ha sustentado su personalidad (generalmente cobarde y con muy baja autoestima) y su realidad (que percibe como amenazadora) en torno a la manipulación, con lo que resulta imposible pedirle que cambie o que evolucione. La única posibilidad de librarse de la manipulación es reconocerla y no acceder a ella. Las señales de alerta comienzan con gestos pequeños: incoherencias entre lo que dice o lo que hace esa persona, exageraciones o desviaciones de la verdad, una sensación inconcreta de malestar cuando se está con ella, y, al mismo tiempo, atracción y cierta dependencia. Espido Freire; Los malos del cuento.
  • Un refrán turco dice: «Una broma nunca es una broma». Espido Freire; Los malos del cuento.
  • Un pasivo-agresivo de diccionario, que jamás se encuentra satisfecho, ni confía en el otro, ni es capaz de una entrega sincera. Espido Freire; Los malos del cuento.
  • El rey mantenía a Griselda en vilo, pero sin soltarla nunca completamente. Siempre con una excusa para todo, y con una frialdad despreciable.
  • No sabe cómo enfrentarse a este rey que en ocasiones la necesita para vivir y en otras la rechaza y desprecia.
  • Todo lo que dice tiene una intención determinada. Espido Freire; Los malos del cuento.
  • Primera norma de supervivencia: evite la pena. Espido Freire; Los malos del cuento.
  • El psicólogo Charles R. Figley asume que un trauma sobreviene cuando una persona se enfrenta a un hecho inusual dentro de la normalidad, algo que amenace su vida o su integridad, o la de sus seres queridos; o si pierde su hogar de manera repentina, o incluso si es testigo de un acto violento que hiere o mata a otra persona. Espido Freire; Los malos del cuento.
  • El trauma necesita terapia: necesita, sobre todo, que se verbalice el dolor, el miedo o la rabia, para que se le pueda dar nombre a lo innominable, y para que se pueda dar paso a las otras etapas del duelo. Espido Freire; Los malos del cuento.
  • Es importante que no se tome la recuperación como un empeño en vencer o derrotar al monstruo. Conviene alejarse y reclamar lo que le pertenece. Esa persona está más acostumbrada, y juega a ese juego con muchísima más habilidad. Espido Freire; Los malos del cuento.
  • Nunca hay que menospreciar el poder de los monstruos. Si han sido capaces de herir a la víctima una vez es porque han dado con sus puntos débiles, y pueden volver a hacerlo. Les gusta el sabor de la sangre, y pueden regresar a por más. Espido Freire; Los malos del cuento.
  • Pero en caso de un encuentro con el agresor, vale más no mostrar ninguna reacción. Se alimentan de esa energía, que les permite la ficción de que aún son importantes, de que aún pueden hacer daño. En caso de un ataque directo, esto es más importante que nunca. Los monstruos no saben qué hacer cuando no hay reacción: se les priva de su poder. Espido Freire; Los malos del cuento.
  • Entre todas las contradicciones del duelo, puede incurrirse en la tentación de hacerle sentir todo el dolor que la víctima está sufriendo. Por desgracia, eso es una fantasía. Sería incapaz de situarse en el puesto del herido, o de padecer algo similar. Carece de empatía, y sus motivaciones no son las mismas. El dolor y la manera de calmarlo es asunto de la víctima. Espido Freire; Los malos del cuento.
  • La vida puede rehacerse a cada momento, y en innumerables ocasiones. Quedan cicatrices, algunas apenas rasguños, otras, imborrables. Si el trauma puede dejarse atrás, sería absurdo aferrarse a él; un triunfo más para quien hizo daño. Espido Freire; Los malos del cuento.
  • Hay heridas que no cicatrizarán, y de las que habrá que ocuparse de manera perpetua. Espido Freire; Los malos del cuento.