Es una anécdota de ayer, de cuando circulaban las pesetas, a las que acudimos todavía, con un cálculo mental rápido con bastante frecuencia.
Vamos a la anécdota, que es otra parábola…
Era un niño que estaba saliendo de la algodonada envoltura de la inocencia y aprendía rápido las malas tácticas en dosificar su generosidad. Como ya sabía escribir y además sumar, un día cogió un papel y empezó a escribir:
– por dejar ordenadas las cosas de mi armario………. 50 pts.
– por bajar la basura cada día…………………………… 30 pts.
– por ayudar a pone la mesa……………………………. 25 pts.
– por quitarle el babero a Beatriz cada día……………. 10 pts.
– por obedecer a la primera…………………………….. 20 pts.
– por……………………………………….
TOTAL……………………………………..230 pts.
y se lo puso bajo la servilleta de su madre.
Ella al verlo no dijo nada y con su habitual sonrisa de comprensión se lo guardó. Pero al día siguiente, entre guiso y fritos arrancó una hoja del block de la cocina y escribió:
– por llevarte nueve meses en mi seno…………………… nada
– por darte a luz con dolor…………………………………… nada
– por limpiarte, quitarte cacas y meaos…………………… nada
– por aguantar tus berreas y tonterías……………………. nada
– por planchar, cocinar y aguantar tus portazos……….. nada
TOTAL……………………………………..NADA
Y lo puso bajo la servilleta de su chaval pequeño, sin que lo vieran los demás. Al verlo éste……. se fue corriendo entre lágrimas a fundirse en un abrazo muy fuerte con su madre y ……siguió reinando esa locura de amor entre madre e hijo, que vence todos los egoísmos y que es como un anticipo del amor de Dios que nos espera si, ya ahora nos pasamos la vida buscándole, aunque sea torpemente.