Médico y uno de los cuatro evangelistas, y secretario de San Pablo, que le llama “el médico querido” (Col., 4, 14). Recibió la fe cerca del año 40, de mano de Pablo en Atioquía. No conoció a Jesús en vida, pero supo escribir cuidadosamente todo lo que le escuchaba de los testigos oculares. Es el único que describe la infancia de Jesús y el que más habla sobre la Virgen, posiblemente porque ella misma le instruyó en Éfeso. Escribe para los gentiles (que adoraban al Dios único y verdadero y observaban algunas de las prescripciones de la Ley mosaica, pero que no pertenecían plenamente a la comunidad judía por circuncisión) resaltando el aspecto universal de la Redención. Su Evangelio muestra cierta predilección por los pobres, los pecadores arrepentidos u la oración. Se le suele representar como evangelista junto a un becerro alado. Si se le representa como médico, aparecen algunos atributos propios de esta profesión como tijeras, lancetas, pinzas y botes. A veces se le representa como pintor, pues según la tradición fue de los primeros en representar a la Virgen; es por esto que se sustituye la pluma de evangelista por un pincel, o incluso se le representa con una imagen de la Virgen.