El año 1881 terminó con un regalo del Cielo a las religiosas Hijas de María Auxiliadora (Fundadas por nuestro Santo). Y consistió en un sueño aleccionador. Don Bosco lo narró así: Soñé que estaba recogiendo castañas, recogiendo frutas por el campo. Cuando ya tenía un canasto lleno de aquellas frutas se me apareció una mujer que me dijo: – ¿Sabe cuántas frutas hay en ese canasto? – No lo sé, ¿cuántas habrá? – Hay más de quinientas.

– ¿Y qué significa ese número? – Que las religiosas de María Auxiliadora tendrán más de 500 casas en el mundo.

Luego escuché la voz de hombres furiosos que gritaban como borrachos y trataban de atacarnos (quizás sean los que se oponen a la vocación de las que quieren entrar de religiosas).

Luego la mujer me dijo: – Mire, hay algunas frutas que parecen por fuera hermosas y sanas, pero por dentro están dañadas y llenas de gusanos.

– ¿Y qué debemos hacer con ellas? – Apartarlas de las otras porque pueden echar a perder a las que están sanas. Y así hay que hacer con las que aspiran a ser religiosas. Si son demasiado orgullosas o tienen otros vicios hay que alejarlas.

– ¿Y cómo saber cuáles son las frutas (o vocaciones) que están agusanadas y podridas oír dentro, si por fuera presentan tan buenas y engañadoras apariencias? – Ponerles fuertes pruebas. Exigirles severamente que cumplan exactamente los reglamentos de la comunidad. Esta es una prueba en la cual difícilmente se equivoca quien tenga buen espíritu de observación.

Y la mujer añadió: – Hay ciertas frutas que se conoce que están dañadas, porque al echarlas en agua flotan enseguida. Así algunas vocaciones: se conoce que son falsas porque no se quieren quedar abajo de las demás, sino que quieren sobresalir de alguna manera. Esas hay que alejarlas. Hay que tener cuidado porque algunas son dobles y aparentan todo lo contrario de lo que en realidad son.

Nota: Don Bosco les pasó estos mensajes a sus religiosas para que tuvieran en cuenta todas estas normas al aceptar nuevas postulantes en la Congregación.

El sueño le dijo que su comunidad de religiosas llegaría a tener más de 500 casas, y en ese tiempo no tenía todavía ni siquiera veinte. Ahora, gracias a Dios, la comunidad de las Hijas de María Auxiliadora tiene más de mil casas en 75 países. Dios sea bendito por ello.