La imagen que se conserva actualmente en la catedral de Madrid es de estilo Gótico tardío, realizada posiblemente entre los siglos xv y xvi. Representa a María como reina con túnica rojiza y rico manto recamado, con vuelta en color azul, que cubre sus hombros y cae en pliegues tubulares por delante. Sostiene al Niño, desnudo, con ambas manos.

Es una talla de buena calidad artística, en madera dorada y policromada; se ha atribuido su realización al círculo de Sebastián de Almonacid o bien a Diego Copín de Holanda, ambos escultores activos en Toledo a finales del siglo xv.

La imagen de la Virgen reposa en un trono de plata, de estilo Barroco, que fue regalado por la Villa de Madrid en el año 1640, reinando Felipe IV; a su lado, dos grandes ciriales, asimismo de plata, de la misma fecha.

Rodea la figura un recargado resplandor, con ráfagas y ángeles adoradores, y una media luna, símbolo inmaculista, a los pies; todo ello data del siglo xix.