Nació en Lauingen (Alemania) en 1193, aunque estudió en Padua y en París antes de unirse a los dominicos. Ejerció el profesorado con mucho éxito en varios lugares desarrollando una impresionante labor intelectual.

Fue un destacado teólogo, filósofo y hombre de ciencia, sumando una humildad y pobreza ejemplar. Ordenado obispo de Ratisbona, puso gran empeño en lograr la concordia entre sus contemporáneos, llevando a buen puerto misiones de paz. Su producción literaria es importante en el campo de la filosofía y teología y también en el de las ciencias naturales.

Tradujo, comentó y clasificó textos antiguos, en tiempos en los que no se hacía, especialmente de Aristóteles. Como peculiaridad, destaca su descubrimiento del arsénico. Murió en Colonia (Alemania), tal día como hoy el año 1280.