“Acá, solas estas dos cosas nos pide el Señor: amor de su Majestad y del prójimo; es en lo que hemos de trabajar. Guardándolas con perfección es como hacemos su voluntad… La más cierta señal que, a mi parecer, hay de si guardamos estas dos cosas, es guardando bien la del amor del prójimo; porque si amamos a Dios, no se puede saber, aunque hay indicios grandes para entender que le amamos; más el amor del prójimo, sí. Y estad ciertas que mientras más en éste os viereis aprovechadas, más lo estáis en el amor de Dios; porque es tan grande el que su Majestad nos tiene, que en pago del que tenemos al prójimo, hará que crezca el que tenemos a su Majestad por mil maneras: en esto yo no puedo dudar.”

(Santa. Teresa, Moradas, V)