Aparece ya en el Nuevo Testamento alguna referencia a su situación antes de conocer a Jesús, tiempo en el que es discípulo de San Juan Bautista. Llamado por Jesús, se convirtió en uno de sus Apóstoles, posiblemente el más joven de ellos. Junto con Simón Pedro y Santiago, gozó de una intimidad mayor con Jesús. Es también el único de los Apóstoles que acude a la cruz, acompañando a María, la madre de Jesús. Tras la muerte y resurrección de Cristo, escribe el cuarto evangelio, tres cartas canónicas y el libro del Apocalipsis, mientras lleva el mensaje de su maestro por Palestina y Asia Menor. Murió anciano, desterrado en la isla de Patmos (actual Grecia).