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ENSAYOS SOBRE RAFAEL CHIRBES
Los artículos reunidos en este volumen pretenden analizar, desde distintos enfoques, la obra del escritor valenciano, una de las más atrevidas voces de la narrativa española de los últimos 30 años.

LA CONSTANCIA DE UN TESTIGO. ENSAYOS SOBRE RAFAEL CHIRBES (LÓPEZ DE ABIADA, JOSÉ MANUEL Y LÓPEZ BERNASOCCHI, AUGUSTA (EDITS.))
Rafael Chirbes sitúa su creación novelesca en la tradición del realismo, que concibe como narración de la vida privada en relación con la pública. Sus primeras obras versaban sobre la transición política española desde una posición que rezumaba desencanto, convencido de que la ruptura con el franquismo hubiera sido un procedimiento más justo que una transición consensuada por los grandes partidos. En La larga marcha (1996) da la palabra a un narrador compasivo que acompaña a los personajes y sufre con ellos, a los que sin embargo pide responsabilidades, porque cedieron a los encantos del consumo y del individualismo. La caída de Madrid (2000) tiene una amplitud temporal de pocas horas del 18 de noviembre de 1975, víspera de la muerte de Franco. Dos son los temas principales de Los viejos amigos (2003): la memoria y la amarga constatación del fracaso generacional. En Crematorio (2007) predomina la voz narrativa de Bertomeu, un arquitecto setentón que ha hecho su agosto al socaire de la especulación inmobiliaria, de las recalificaciones fraudulentas y de los tejemanejes de políticos locales corruptos.

MEDITERRÁNEOS (RAFAEL CHIRBES)
Hay gentes, libros o ciudades que no entendemos, pero que nos atrapan y nos obligan a visitarlos una y otra vez, seguramente porque advertimos en ellos indicios de que esconden algo que nosotros buscamos. En la media distancia, uno distingue la presencia de un pez bajo las aguas, no por su preciso dibujo, sino por el deslumbramiento de un fugitivo relámpago. Esos libros, ciudades y gentes inquietantes acaban formando necesarias piezas de nuestra identidad. Mi progresiva fascinación ante el Mediterráneo no ha nacido de la sorpresa de un encuentro inesperado, sino del progresivo descubrimiento de capas geológicas de mi propio ser, cuya existencia yo desconocía, o que creía ya para siempre desvanecidas.Una y otra vez, este mar me ha llevado de lo íntimo a lo público y me ha devuelto otra vez a la intimidad. Con el paso del tiempo, he llegado a muchos lugares y he tenido la impresión de que todos los viajes me servían para leer mejor el lugar originario. De eso trata este libro. De los ecos y espejos cuyas imágenes multiplicadoras han acabado por devolverme siempre a mí mismo. En la línea de Josep Pla, Bruce Chatwin o Manuel Vicent, el autor, Rafael Chirbes, nos ofrece en Mediterráneos una lectura personal o intensa de diversas ciudades que se asoman al mare nostrum. El libro se abre, a modo de pórtico y declaración de intenciones, con un "viaje" por el libro de Fernand Braudel: El Mediterráneo y el mundo mediterráneo, para luego continuar su particular y espléndida singladura por Creta, Roma, Estambul, Venecia, El Cairo, Lyón o Alejandría. Una mirada entre perpleja y lúcida que, tramo a tramo, viaje a viaje, construye o reconstruye un espacio físico y literario de gran calado.

DOS ESCRITORES ESPAÑOLES EN MARRUECOS Y UN INVITADO MEXICANO . RAFAEL CHIRBES, JUAN GOYTISOLO Y CARLOS FUENTES (DÍAZ ARENAS, ÁNGEL)
"Presentamos aquí a tres escritores, Rafael Chirbes, Juan Goytisolo y Carlos Fuentes, aprovechando nuestro recuerdo personal y propio, pero sobre todo mostrando cómo estos rezan en el recuerdo de los medios de comunicación, la crítica y la sociedad lectora. Comenzamos por Rafael Chirbes, del recuerdo personal que de él nos queda, algo de su obra y sobre todo su destino final, sucesores y Fundación.Seguimos con Juan Goytisolo, cuya obra siempre hemos leído y admirado, pero por esa razón de escritos tan heterogéneos, ambiguos, varios y extraños (veamos ese Makbara con su mensaje de muerte y cementerio), que siempre nos han extrañado y de algún modo frenado. A ellos sumamos reflexiones sobre Carlos Fuentes, escritor mexicano al que le unió una gran amistad con Juan Goytisolo, quien no sólo le invitó a visitarle en su domicilio marroquí, sino que incluso le hospedó en su piso parisino, donde, en 1973, en el departamento prestado por Juan Goytisolo y Monique Lange, prosiguió la redacción de Terra Nostra. Esto es todo: presentar y hablar de tres conocidos circunstanciados, quienes –señalamos– no fueron nunca nuestros amigos, pero sí nuestros conocidos circunstanciados. Gracias y buena lectura. Ya saben, «Tout est pour le mieux dans le meilleur des mondes possibles», y esto sin Candide y mucho menos su poco cándido Voltaire."

CREMATORIO (CHIRBES, RAFAEL)
Seguramente Chirbes no quiso salvarnos de esa parte nuestra de maldad que tanto nos duele: ni era un ingenuo ni tenía alma de redentor. Pero si en el presente o en el futuro alguien quiere comprender lo que fue la España de finales del siglo XX y comienzos del XXI, deberá leer Crematorio, un extenuante y maravilloso torrente de personajes y temas que atrapa y zarandea sin piedad. Leerlo es reír y llorar, indignarse y conmoverse, porque su escritura siempre en esa excepcional y canónica primera persona que manejaba como nadie es lo más parecido a la revolución que tanto soñó y que nunca se cumplió. Nada queda impune o ignorado: la corrupción, las relaciones familiares, la especulación inmobiliaria, la gastronomía, el paisaje, el sexo, la emigración, la amistad, la enfermedad... No, Chirbes no quiso salvarnos, pero de alguna manera lo logró al escribir un clásico desolador, brillante y atemporal, una de esas raras obras que reclaman nuestra curiosidad y nuestra sensibilidad, a la vez que nos invitan a reflexionar y nos explican aunque no queramos escucharlo quiénes somos. Leer Crematorio qué ironía, Rafael, no te rías nos hace mejores. Gracias. Paco Goyanes Librería Cálamo Ilustración de cubierta Fernando Vicente

LA BUENA LETRA (CHIRBES, RAFAEL)
Ana le cuenta a su hijo fragmentos de una vida de pequeñas miserias con las que se han tejido las relaciones personales y familiares. Sus palabras se convierten por tanto, en duro legado para una nueva generación que quiere levantarse sobre la inocencia. "La buena letra" renuncia a narrar los grandes acontecimientos históricos para poner su foco de atención en lo íntimo y cotifdiano, en el conjunto de gestos y silencios que marcan las vidas de unos personajes heridos por la traición y la deslealtad; los deseos frustrados y la desesperanza de un sufrimiento inútil en la medida en que sólo sirve para alimentar la voracidad de otros.

LA CAÍDA DE MADRID (CHIRBES, RAFAEL)
El día 19 de noviembre de 1975, el dictador Franco agoniza y, al compás de su agonía, se van escribiendo las reglas de un juego: el de la lucha por el poder, que por su naturaleza imprevista coloca todo acto al borde de un precipicio. A él se asoman los personajes de La caída de Madrid, y cada uno de ellos enfrenta el futuro con el grado de incertidumbre, de certeza o de frivolidad al que lo condena su pasado, en un intento de salvación (y, acaso, de traición: su reverso). Juega aquí un papel primordial, como contrapunto que sostiene una estructura narrativa compleja, la dialéctica de clases sociales, a partir de la cual se narran las vidas de personajes que se entrecruzan a través de diversas tramas que crean esa ilusión de vida a que debe aspirar toda novela. Así, el peso de los estragos del tiempo y el recuerdo de la infancia del empresario don José Ricart; el miedo del comisario Maximino Arroyo cuando contempla su futuro en el de los pides, los policías portugueses, y enloquece, al mismo tiempo, por el amor de Lina; la renuncia del profesor Chacón a una España que ya no le pertenece a su vuelta del exilio; las contradicciones del universitario Quini, debatiéndose entre su pertenencia a una clase social y sus devaneos ideológicos; la astucia y el oportunismo de Taboada, subiendo finalmente al barco que llegará a puerto; el descubrimiento de la propia fragilidad por parte del obrero Lucio, sin punta de fusil en la que apoyarse, la tarde de ese 19 de noviembre, abandonado a la intemperie como un «animal sin piel». Novela de estrategias personales, de pactos colectivos que acaban en el sumidero del egoísmo y de la traición, "La caída de Madrid" es coherente con la anterior obra de Rafael Chirbes en la medida en que plantea una vez más su rechazo a pasar la página de la historia y se muestra a favor de un detenimiento en el pasado para explicar el presente. Pero también constituye un avance en su carrera literaria, en la búsqueda de una prosa nítida, que trata de cortar esos hilos de complicidad entre el lector y la narración que, a menudo, sólo son trampas que deslumbran a quien lee y lo adormecen en un pacto culpable. Novela que organiza el pesimismo, tal y como le pedía a la literatura Walter Benjamin, "La caída de Madrid" es un ejercicio de desconfianza, una relectura necesaria de nuestro pasado más inmediato, con el afán de devolver la novela a un espacio de realidad donde no cabe lo contemplativo y, al mismo tiempo, de proponer que sólo desde el reconocimiento de la barbarie es posible volver a levantarse. Una novela excepcional, pues, en muchos sentidos, por un autor cuyo último libro, "La larga marcha", lo convirtió en uno de los novelistas indispensables de nuestro tiempo.

LOS VIEJOS AMIGOS (CHIRBES, RAFAEL)
Un grupo de viejos camaradas son convocados a una cena. Un día estuvieron unidos por un proyecto común: la revolución. Ahora, tantos años después, hacen repaso de sus existencias. Miran sus vidas como algo provisional, cuyo vacío se llena de culpa, desengaño, rencor o traición. Escrita desde un punto de vista en el que no caben los discursos complacientes, Los viejos amigos propone una reflexión sobre la condición humana y las posibilidades del individuo de intervenir en el curso de la historia. Novela de voces obsesivas que responde a un tiempo de crisis de valores y de renuncia de los seres humanos a llevar las riendas de su destino. «Crónica devastadora de las ruinas de la utopía y la revolución» (Santos Alonso, Reseña); «Su realismo es del mismo tipo que el defendido por el pintor Francis Bacon» (Fernando Valls, Quimera); «Una sutilísima inteligencia narrativa puesta al servicio del testimonio y los senti-mientos» (Juan Antonio Masoliver Ródenas, Culturas).

EN LA ORILLA (CHIRBES MAGRANER, RAFAEL)
El hallazgo de un cadáver en el pantano de Olba pone en marcha la narración. Su protagonista, Esteban, se ha visto obligado a cerrar la carpintería de la que era dueño, dejando en el paro a los que trabajaban para él. Mientras se encarga de cuidar a su padre, enfermo en fase terminal, Esteban indaga en los motivos de una ruina que asume en su doble papel de víctima y de verdugo, y entre cuyos escombros encontramos los valores que han regido una sociedad, un mundo y un tiempo. El bienestar y su reverso inseparable, la codicia y los falsos proyectos, convertidos en materiales de derribo. El espejo en que se mira la vida de Esteban, a su manera un hombre sin atributos, devuelve una imagen hecha de sueños rotos y de ilusiones perdidas. Nada se ha librado de la voracidad. El amor, la familia, la amistad y los códigos sociales también han formado parte del menú en este banquete de unos pocos. Como es habitual en las novelas de Rafael Chirbes, el interior de los personajes, lo que éstos piensan y sienten sobre sí mismos y sobre el mundo que habitan, se corresponde con un determinado paisaje exterior que en este caso tiene como referencia ineludible al pantano. Éste, principio y final de la narración, va adquiriendo un creciente peso simbólico que, siempre sujeto a un feroz materialismo, nos ayuda a comprender las complejas relaciones que los seres humanos mantienen con su entorno y con su historia. La novela nos obliga a mirar hacia ese espacio fangoso que siempre estuvo ahí, aunque durante años nadie parecía estar dispuesto a asumirlo, a la vez lugar de uso y abismo donde se han ocultado delitos y se han lavado conciencias privadas y públicas. Heredero de la mejor tradición del realismo, el estilo de En la orilla se sostiene por un lenguaje directo y un tono obsesivo que atrapa al lector desde la primera línea volviéndolo cómplice. La variedad de recursos –monólogos, narración en tercera persona, diálogos– permite abrir el campo de la novela a otras situaciones y personajes. El perro Tom, Liliana, el oportunista Francisco, Justino y el estafador Pedrós componen una red de intereses y rencores. Después de Crematorio, la novela anterior del autor, galardonada con el Premio de la Crítica, entre otras distinciones, y considerada como «una de las mejores novelas españolas en lo que va de siglo» (Ángel Basanta, «El Cultural»), En la orilla es una magnífica y terrible obra maestra, de todo punto inolvidable.

PARÍS-AUSTERLITZ (CHIRBES, RAFAEL)
El narrador de esta historia, un joven pintor madrileño de familia acomodada y afiliado al Partido Comunista, rememora, a modo de urgente confesión que posiblemente se deba a sí mismo, y en la que a ratos parece justificarse, los pasos que le han llevado al último trayecto de su relación con Michel. Michel, el hombre maduro, de cincuenta y tantos, obrero especializado, con la solidez de un cuerpo de campesino normando; el hombre que lo acogió en su casa, en su cama, en su vida cuando el joven pintor se quedó sin techo en París; Michel, cuya entrega sin fisuras le devolvió el orgullo y lo libró del desamparo, hoy agoniza en el hospital de Saint-Louis, atrapado por la plaga, la enfermedad temida y vergonzante. En el principio fueron los días felices, los paseos por las calles de París, las copas en el café-tabac mientras duraba el sueldo, el alcohol y el deseo, el placer de amarse sin más ambición que la de saberse amados. Pero, pronto, los lienzos arrinconados en el modesto apartamento de Michel le señalan al joven que sus aspiraciones están muy lejos de esa habitación sin luz, de una relación de patio trasero que comienza a quebrarse a la vez que se acentúan los efectos de las procedencias desiguales, las diferencias de clase, de edad y de formación, pese a la firme convicción de Michel de anteponer a todo un amor indestructible y eterno... aunque también posesivo y asfixiante.Rafael Chirbes dio por terminada Paris-Austerlitz en mayo de 2015, meses antes de su fallecimiento, tras veinte años de escritura abandonada y retomada intermitentemente. A ese riguroso y exigente empeño debemos una historia que indaga en las razones del corazón, tan espurias en ocasiones como irrenunciables, sin asumir como cierta la naturaleza consoladora del amor o su fuerza redentora, enfrentándose con valentía a la posibilidad de que, aunque nos pese, el amor no lo venza todo.