Grabación y reproducción de música



ART RECORD COVERS (SPAMPINATO, FRANCESCO)
Desde el nacimiento de la modernidad, la producción visual y la música han tenido una relación especialmente íntima. Desde el manifiesto futurista de 1913 de Luigi Russolo L?Arte dei Rumori (El arte de los ruidos) hasta los discos de doble cara Rotereliefs de Marcel Duchamp, el siglo XX produjo un fértil intercambio entre sonidos y formas, entre símbolos y melodías, y entre los diferentes campos de la composición y la interpretación.En esta antología única realizada por Francesco Spampinato, que reúne 500 portadas de discos concebidas como obras artísticas en sí mismas desde la década de 1950 hasta hoy, descubrimos el ritmo de una historia creativa singular. Un despliegue que revela cómo el modernismo, el arte pop, el conceptual, el postmodernismo y diversas expresiones de arte contemporáneo han dado forma a este particular campo de producción visual y ha ayudado a la distribución popular de la música a través de imágenes míticas. Un imaginario que evoca de manera sugerente e inmediata la experiencia auditiva.En el camino, nos encontramos con los jeroglíficos urbanos de Jean-Michel Basquiat para su propio sello discográfico, Tartown; el grafiti de Banksy para Blur; el icónico cráneo de Damien Hirst para The Hours y la mariposa ensartada de Salvador Dalí para Lonesome Echo, de Jackie Gleason. Las portadas vienen acompañadas de breves análisis de cada una de ellas, además de una ficha con el nombre del artista, el intérprete, el título del álbum, la discográfica y el año de lanzamiento, así como información sobre la obra de arte original. Entrevistas con Tauba Auerbach, Shepard Fairey, Kim Gordon, Christian Marclay, Albert Oehlen y Raymond Pettibon añaden reflexiones y puntos de vista personales sobre esta relación colaborativa y cautivadora entre artistas visuales y músicos.

DUKE ELLINGTON . LA MÚSICA ES MI AMANTE (KENNEDY ELLINGTON, EDWARD)
La vida de Duke Ellington es la historia viva del jazz (o de la «música americana», como él hubiese dicho) desde los remotos tiempos del ragtime a las variopintas fusiones de los años setenta. Según la imagen canónica, su figura preside la etapa más popular de esa evolución (el período del swing y las grandes bandas), pero basta oírlo en la retaguardia de Paul Gonsalves durante el mítico concierto de Newport (1956) o adivinarlo en el saxo de John Coltrane cuando éste interpreta «In a Sentimental Mood» junto al piano del maestro (1962) para advertir que la magia de Ellington desborda todas las categorías, penetra en todos los terrenos e irrumpe amablemente en los acordes (o desacordes) de todos sus colegas. Ni el jazz en su conjunto ni buena parte de la música contemporánea serían explicables sin Ellington, pero Ellington mismo sería un misterio sin este libro, porque el gran compositor fue un terco enemigo de la literatura confesional hasta que un cheque in extremis lo indujo a ceder cuando su vida ya se agotaba. Y cedió con un texto explosivo donde deambula por lo divino o lo humano, retrata cordialmente a sus compañeros de fatigas, canta las cuarenta, cuenta mil anécdotas, elogia, discute, conversa y afronta un esmerado interrogatorio con infalible agudeza y bastante mala leche. Si antes había callado, aquí escribe por los codos, sin intermediarios y haciendo alarde de un bullicioso estilo cargado de ingenio y salpicado más de una vez con las notas del genio. Edward Kennedy Ellington se movía por las calles de Harlem con igual soltura que por los pasillos de la Casa Blanca, y en todas partes gozaba y a todos brindaba su inagotable vitalidad. Apasionado del arte y compadre de quienes lo hacían, tenía entre sus amigos a decenas de personajes capitales para la trayectoria sonora del siglo XX: Armstrong, Basie, Bechet, Coltrane, Davis, Fitzgerald, Parker o Sinatra son algunos de los muchos que aparecen en estas páginas (aliñadas, por cierto, con cien fotos que nos acercan al mundo visible del pianista). Mas lo que emerge una y otra vez de ellas es su lujurioso matrimonio con la música, la amante y señora a quien siempre reservó el fuego más sagrado del templo: «las queridas van y vienen, pero sólo mi amante permanece», nos dice el fiel enamorado.

COMO GANARSE LA VIDA CON LA MÚSICA (LITTEL, DAVID)
El negocio de la música ha conocido una transformación radical en el último cuarto de siglo. La expansión de Internet, la implantación de potentes ordenadores, el desarrollo de la tecnología portátil son el paradigma de una nueva y apasionante era en la que la promoción musical se rige por derroteros muy diferentes a los de antaño. ¿Hasta dónde llega esta fascinante metamorfosis? El autor de este libro, músico y periodista, nos descubre cuáles son las principales vías de ingresos de un músico y la mejor manera de que estos profesionales puedan dar a conocer su trabajo. Nos habla de la importancia del artista y el público objetivo al que se dirige, cómo debe contar su propia historia y conseguir que los contenidos sean virales. • Cómo crear y difundir la música online • Cómo escoger el mejor estudio de grabación • Cómo conseguir un contrato con una discográfica • Salas de concierto, promotoras y festivales

NO COMPARTO LOS POSTRES (NIÑO DE ELCHE)
No comparto los postres parte de un título que encierra una anécdota, pero es ante todo un prisma para comprender la figura de Niño de Elche, al artista y a la persona. Acercarse a Francisco Contreras (Elche, 1985) es descubrir ese tránsito que hay entre uno y otro, entre Paco y el Niño, un espacio de convivencia y de transmisión corporal, oral y escénica. De todo ello da cuenta esta obra que gira en torno a tres «convexaciones» con destacadas figuras de la cultura, en las que Niño de Elche dialoga sobre flamenco, cultura popular y arte sonoro. Ese órdago toma su dimensión real en los textos del propio autor, donde abre las puertas de su casa, sus ideas y su juego artístico; un juego sincero y colaboracionista que ha despertado el interés entusiasta de público y crítica.