Amado y odiado con la mima intensidad y en idéntica proporción, Drazen Petrovic es mucho más que un jugador de baloncesto. Su presencia en la cancha, sus provocaciones continuas y su arrebatadora personalidad le convirtieron pronto en un líder. Los avatares de su vida deportiva y su prematura muerte a los 28 años en un accidente hacen que hoy su recuerdo forme parte de la leyenda y sea uno de los grandes mitos del deporte.