En la estela de Alejandro Magno, Gengis Kan fue el mayor conquistador que ha conocido la historia. Su imperio se extendió por la mitad del continente más vasto del globo, Asia: desde la estepa mongol y los bosques siberianos, hasta el desierto del Gobi y las vertiginosas cimas del macizo de Altái. De ahí que los escribas persas, que difundieron la epopeya más asombrosa de todos los tiempos, lo bautizaran como Conquistador del Mundo. René Grousset—uno de los principales orientalistas de la primera mitad del siglo xx—recrea de forma magistral y amena, como si de una novela se tratase, las extraordinarias gestas del héroe mongol.