Llevaba tiempo dándole vueltas. A lo mejor, a través de Facebook me resultaba más fácil relacionarme con la gente. ¿Y si me convertía en una persona diferente, con un nombre inventado? Sería como empezar de cero, al menos en internet. Entonces me pareció una idea brillante. Pero ahora pienso en lo que hice y lo veo como lo que realmente fue: una gran estupidez.