El autor estudia con una nueva perspectiva los entresijos diplomáticos y el juego de intereses políticos, religiosos y económicos del que fueron víctimas directas más de veintidós mil jesuitas cuya tragedia personal suele ser obviada y que aquí recibe una particular atención. Pero, sobre todo, analiza cuáles fueron las causas y los motivos últimos utilizados por unos y otros; cómo se llevó a término en cada país tanto la expulsión como la extinción, y quiénes fueron los protagonistas directos de esta doble operación en la que intervinieron ministros, embajadores y soberanos de los países católicos de Europa, así como obispos, cardenales y papas.