El 2 de mayo de 1808 el pueblo de Madrid se levantó contra el ejército de Napoleón. Mientras los madrileños se enfrentaban a los franceses, Goya se dirigía a la escuela de sordomudos para enseñar pintura a los niños. Debido a su sordera no podía escuchar el ruido de los enfrentamientos en las calles de la ciudad. Gracias a la ayuda de Ana, una criada a la que quería retratar, Goya logró ponerse a salvo. Las imágenes de aquella guerra permanecieron en su memoria y años después motivaron sus cuadros. Fernando Marías conmemora el bicentenario de la Guerra de la Independencia con un relato de ficción sobre la figura del pintor.