La entrada solemne de Mariana de Austria, hija del emperador Fernando III, en la Villa y Corte el 15 de noviembre de 1649 fue el acontecimiento político, social, artístico y festivo más importante de la primera mitad del siglo XVII, con el que el ayuntamiento le dio la bienvenida y le hizo entrega de las llaves de la ciudad. Monumentales arcos de triunfo, galerías con estatuas, montes parnasos, templetes, árboles genealógicos, carros triunfales se levantaron a lo largo del itinerario real, realizados por los mejores arquitectos, pintores y escultores de la Corte, que crearon fastuosas arquitecturas de materiales perecederos, decoradas con cuadros, estatuas doradas o plateadas, emblemas, inscripciones y poesías en latín y castellano, que durante unas horas transformaron la humilde Villa de Madrid en una ciudad monumental, fantástica, soñada.