No hay duda de que la especie humana llegará un día que se extinguirá, como siempre ha sucedido en la historia de las especies que pueblan la Tierra. Nuestra evolución biológica nos ha dejado a merced de las contradicciones de un cerebro cuya estructura se ha gestado a lo largo de millones de años. La ambigüedad de la cultura que hemos creado nos hace capaces de las mayores atrocidades imaginables, a la par que es también la fuente de un inestimable progreso para nuestra especie.