En otoño del 2006 comenzaron de forma casi secreta, y sin las fotos e imágenes institucionales de primera página, las obras de la Y vasca, financiadas entre los gobiernos de Madrid y Gasteiz. Desde entonces, presenciamos multitud de protestas y movilizaciones contra el TAV y, sin embargo, la desinformación existente en gran parte de la sociedad vasca es preocupante; supone un desembolso económico público enorme y no cumple los requisitos sociales y ambientales mínimos para ser aceptable. Por ello, tratamos de aportar nuestros argumentos para pedir el replanteamiento y la prórroga de este destructor proyecto, y conseguir con ello una Euskal Herria más verde y más sostenible.