«Vivir bien no es otra cosa que amar a Dios con todo el , con toda el alma y con todo el obrar. Quien no obedece más que a él (lo cual a la justicia), quien vela para discernir todas las cosas por miedo a dejarse sorprender por la astucia y la mentira (lo cual pertenece a la ), le entrega un amor entero (por la ), que ninguna puede derribar (lo cual pertenece a la fortaleza)»

(S. Agustín, «De moribus Ecclesiae Catholicae»)