Las personas están antes que los bienes temporales

La creación de esta riqueza debe estar siempre en función del bien común, de todos, y no de unos pocos. Y en esto hay que ser muy claros.

«La adoración del antiguo becerro de oro ha encontrado una versión nueva y despiadada en el fetichismo del dinero y en la dictadura de la economía sin rostro»

(Evangelii gaudium 55). y (cf. Ex 32,1-35)

Las personas cuya vocación es ayudar al desarrollo económico tienen la tarea de velar para que éste siempre tenga rostro humano.

El desarrollo económico tiene que tener rostro humano.

¡NO a la economía sin rostro!