Vale el que sirve
Hace ya bastantes años, en un colegio había un profesor un poco duro de oído. Cuando pasaba lista en clase, cada alumno debía contestar al ser :
–  ¡ de usted!.
Pero, como la música era la misma, la letra poco y el oído del profe no era nada fino, los alumnos solían :
–  ¡ usted!.

 (La versión espúrea era que siempre nombraba a un alumno que ya no se hallaba en el cole pero que aparecía en listas;
– «Fulanito de tal».
Los alumnos al principio coreaban
– «Dejó de venir»
Pero pronto cambiaron el mensaje, que sonaba igual por
– «Le jode venir»
Anecdonet)

Nos apetece más ser servidos que servir. Y hemos nacido para servir: servir a Dios a sus hijos.
El ejemplo y la palabra de Jesús son claros: El  Hijo del Hombre no ha venido a ser servido, sino a servir y dar su vida en rescate por todos” (Mc. 10,45)
“Dormí y soñé que la vida era . Desperté y vi que la vida era servicio. Serví y vi que el servicio era alegría” (R.Tagore).
En , vale el que sirve. Y el que no sirve, no vale.