Recibió la Primera Comunión a edad muy temprana y cada vez que tomaba en «Pan de los Ángeles» parecía transformarse en un ángel que gozaba de Dios. Cierto día se cortó la rubia cabellera, por lo cual, su padre y su madrastra le propinaron una serie de golpes con crueldad. Como consecuencia, estuvo atormentada por topisimas imaginaciones y tentaciones durante 11 años. Cuando dejó la casa de sus padres, se labró una celdilla junto a la ermita de Santa Bárbara donde recibía visitas porque era muy grande la fama de sus arrobamientos, milagros y profecías. Después de una vida llena de trabajos y celestiales consuelos, entregó su alma al Señor en un éxtasis suavísimo con 59 años. Era el 17 de abril de 1624.