“Todo le indigna, todo le exaspera; el trabajo le causa tedio y es motivo para que murmure sin cesar. No conoce moderación ninguna, y como un caballo indómito corre vertiginoso y sin freno hacia el precipicio. Vive descontento de todo; del régimen de vida, del vestido, de la convivencia con los hermanos. Y dice paladinamente que no podrá soportar por mucho tiempo tal estado de cosas”.

(Casiano, Instituciones)