Las acciones de gracias

Que si hace calor, que si hay mucha gente, que si hay humedad, que si todo está caro, que si van como locos… Quejarse vale de bien poco: más vale ofrecérselo a Dios. Hay quien se pasa la vida disgustado, maldiciendo, enfrentado al acontecer diario. Pasa por la vida como por un tunel de espinas… ¿Verá las rosas al final? O – Dios no lo quiera – ¿caerá en el infierno por seguir el camino de los hipócritas?

Eso sólo lo sabe Dios… Por ahora, tratemos de ser positivos y de encontrar las rosas entre las espinas diarias… dando gracias a Dios…

Sigue la anécdota…

Para agradecer por:
Todo lo que tengo que limpiar después de la fiesta,
porque significa que estoy rodeado de amigos.

Los impuestos que pago,
porque quiere decir que tengo empleo.

La ropa que me aprieta un poco,
porque significa que como lo suficiente.

La sombra que me vigila trabajando,
porque significa que tengo luz del sol.

El patio que tengo que limpiar y arreglar, las ventanas que tengo que limpiar y las goteras que tengo que reparar,
porque significa que tengo un hogar.

Todas las quejas que escucho acerca de mi gobierno,
pues significa que tenemos libertad de expresión.

El espacio más lejano que encuentro en el estacionamiento,
porque significa que soy capaz de caminar.

La cuota tan alta de luz que tengo que pagar,
porque significa que puedo calentar mi hogar.

La viejita que canta desentonando detrás mío en la iglesia,
porque significa que puedo oír.

Los carros de ropa para lavar y planchar,
pues significa que tengo con que vestirme a diario.

Cansancio y dolores musculares al final del día,
pues significa que estuve muy productivo.

El despertador que suena a diario temprano,
porque significa que estoy vivo.