Santa Teresa del Niño Jesús nació en Alençon (Francia) el 2 de enero de 1873. Murió en 1897 y en 1925 el Papa Pío XI la canonizó y la proclamó patrona universal de las misiones. La llamó la «Estrella de mi pontificado» y la definió como «un huracán de gloria», por el movimiento universal de afecto y devoción que acompañó a esta joven carmelita. Én 1997, el papa Juan Pablo II la proclamó además Doctora de la Iglesia. En vida, la felicidad de su infancia se vio truncada por la muerte de su madre y con su padre aprendió a amar la naturaleza, a rezar y a amar y socorrer a los pobres. Cuando sólo tenía quince años quería ir al Carmelo. Al ser menor de edad no se lo permitían y decidió peregrinar a Roma y pedírselo al Papa. En el Carmelo vivió dos misterios: la infancia de Jesús y su pasión. Por ello, solicitó llamarse sor Teresa del Niño Jesús y de la Santa Faz. A los 23 años enfermó de tuberculosis y murió un año más tarde en brazos de sus hermanas del Carmelo.