Desde Italia se trasladó a Francia hacia el año 250 con el fin de evangelizar. Llegó a ser el primer Obispo de Francia y apóstol de las Galias. Fundó muchas iglesias y sufrió el martirio en 272 junto con Rústico y con Eleuterio. Según «Las Vidas de San Dionisio», tras ser decapitado, Dionisio anduvo con su cabeza bajo el brazo a lo largo de seis kilómetros. Al finalizar el trayecto, entregó su cabeza a una mujer llamada Casulla y después se desplomó. En ese mismo punto se edificó una basílica en su honor, hoy en día es la ciudad de Saint-Denis. Dejando aparte esta tradición, san Dionisio fue llamado por san Atanasio como «Maestro de la Iglesia Católica» por su gran sabiduría. Nació pagano y sus primer acercamiento al cristianismo fue el estudio de la Biblia, cuyo mensaje acabó convenciéndole de ser el verdadero y único. La celebración de hoy es una invitación a seguir los pasos de san Dionisio y acercarnos al evangelio para recibir y vivir su mensaje.