Fallecido en el año 96 de nuestra era, sorprende que ya bajo su papado tuviera que enfrentarse con grupos de cristiano que perdían su fuerza por la boca, estando a tan poco tiempo de la generación que había sido revitalizada directamente con las palabras y la vida de Jesucristo. Pero así somos los humanos. Conservamos del papa Clemente I una carta en la que recomienda a estos grupos la práctica de la caridad fraterna. Del escrito se deduce su amplio conocimiento de la Biblia, su humildad y su fe. Prácticamente no hay datos en torno a su muerte. Clemente está incluido en el Canon de la Misa y aparece mencionado en los antiguos calendarios.