Cuenta la tradición que, en tiempos de los últimos años de los cruzados y ante la pérdida definitiva de Tierra Santa, surge el deseo de conservar la casa en la que vivió la Virgen María y Jesús niño. Una noche se produce el milagro y la casa es transportada por los ángeles hasta depositarla en Loreto (Italia). Pronto se convirtió en un centro de peregrinación, a donde acudieron cristianos de la talla de Carlos Borromeo, Luis Gonzaga, Santa Teresita, San Juan Bosco y los Papas Juan XXIII, Pablo VI y Juan Pablo II. Ante tal viaje aéreo del hogar de la Virgen María, nuestra Señora de Loreto es patrona de la aviación.